Hacer un buen vino es atemporal. Es creencia popular, que lo que hace bueno a un vino es lo famoso que es, lo mucho que se vende o el precio que tenga. Pero, en nuestra humilde opinión, lo que hace verdaderamente bueno a un vino, es que nos transmita, que nos cuente una historia, que nos emocione… Todo ello sin palabras, como un cuadro, como una canción, como el buen arte.
Torres Filoso, 100 años de historia
Durante nuestros más de 100 años de historia, y 4 generaciones de la familia, hemos pasado por ver nuestros vinos en todas partes del globo, producido más de un millón de botellas por año, ganado numerosos concursos, abierto sucursales en Miami y exportado a países de todo el mundo…
Pero con el tiempo y la experiencia, nos dimos cuenta de un detalle tan simple como rompedor… Y es que como de verdad disfrutábamos de los vinos que hacíamos, no era tanto vendiéndolos, si no que era bebiéndolos.
Y es así como, dimos prioridad absoluta a la calidad por encima de la cantidad, a elaborar los vinos que nos queríamos beber, por encima de los que el mercado y sus modas exigían, lo que nos movía a hacer nuestros vinos apasionadamente y con ilusión.
Especializándonos en desarrollar unas elaboraciones extremadamente cuidadosas, donde poner nuestro cariño y dejar nuestra huella en cada paso del proceso… El elaborar unos vinos de la mejor calidad que nuestro conocimiento nos podía permitir.
No todo el mundo lo entiende de la misma manera, cosa que respetamos y validamos, pero este criterio que durante 100 años de experiencia hemos desarrollado, es el que nos ha demostrado la clave del éxito…
Es el mantenernos fieles a nuestras raíces, hacerlo todo de corazón, con verdadero cariño y respeto por el arte y nuestro entorno, lo que nos ha mantenido siempre la ilusión a flote, donde buscamos siempre la expresión de nuestra individualidad y personalidad.
Con 45 tinajas gigantes de barro originales, conservadas en perfecto estado desde hace más de 100 años, nuestra Bodega es la única de su especie… Lo que a día de hoy la convierte en un lugar con un valor e interés cultural incalculable.
Nuestras tinajas de casi todas 8.000 litros, o 500 arrobas @ (antigua medida de volumen) son de las más grandes jamás elaboradas. Provienen de hasta 4 familias diferentes de artesanos tinajeros de la época en Villarrobledo, elaboradas con el barro tan especial de nuestra localidad.
Este barro no sólo es especial por ser capaz de mantener estas enormes estructuras sin desmoronarse, si no que el mismo sabor que otorga esta tierra al vino, es de una mineralidad y finura de enorme elegancia.